viernes, 5 de octubre de 2012

La educación como el tenis

A propósito del Día Mundial de los Docentes

(Más que reflexión, catarsis)

DuBoix

 Creo que quien no está dentro de una escuela no tiene elementos suficientes para juzgarla, incluso los mismos padres que cada vez se alejan más de sus fronteras. La escuela no es la fábrica de teléfonos celulares que se debe a sus ingresos y ganancias con estándares precisos de calidad. En el área educativa, esencialmente, el producto son las emociones, las esperanzas y frustraciones. Las estadísticas y algunas herramientas burocráticas que, en mi opinión, más que enriquecer entorpecen el aprendizaje, constituyen únicamente elementos de control para organizar la creciente población escolar.
 
Aquí los importantes son el alumno, con sus motivos o desmotivaciones, y el maestro, con su vocación o sin ella. Pero parece que pocos se dan cuenta o no les conviene confirmarlo. Entonces, la escuela es como el juego de tenis donde los espectadores mueven la cabeza de un lado a otro esperando a que se caiga la pelota. De hecho, aquellos padres que contemplan en las gradas deberían dejarlas de vez en vez para animar a los jugadores. Por otra parte, las aulas no pueden seguir siendo la bandera vibrante de los discursos políticos y la cenicienta de los presupuestos gubernamentales una vez establecidos.
 
No entiendo dónde se traba la jugada. La educación es del interés de los estudiantes, de los maestros que desean lo mejor para sus alumnos, de los padres con aspiraciones de realización propia y para su descendencia, de los empresarios que necesitan una fuerza laboral mejor preparada, de los líderes políticos que añoran ciudadanos activos, propositivos y democráticos. Todo un mundo ideal.
 
Me surgen, entonces, muchas preguntas, sólo dejo algunas de ellas: ¿Para qué tenemos escuelas? ¿A quién le conviene que la gente aprenda?  ¿Quién quiere ser maestro en nuestros días? ¿Quién forma al resto de los profesionales? ¿En verdad quién le paga a los maestros y con qué propósito? Mientras se sigan manipulando las respuestas, la educación será la pelota que va de un lado a otro como en un juego de tenis. 


¡Ánimo, maestros!

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