jueves, 28 de noviembre de 2013

¿Cómo vivir sin carro en Miami?

Crónicas de un inmigrante solo (IV)


Downtown/Miami Foto:Albertodc
No me molesta viajar en autobús si no tienes que hacerlo como ganado camino al matadero. Conozco las guaguas desde temprana edad, incluso los camellos en versión cubana. También he utilizado el servicio de los tranvías y trolebuses en Rusia y en otras ciudades de la otrora Unión Soviética. Me he subido al metro de Moscú y al de Ciudad de México en su horario pico, así como a los camiones que circulan en las ciudades mexicanas. En verdad, no me preocupa prescindir del carro para trasladarme en transporte público. Sin embargo, tampoco soy masoquista: no me desagrada la idea de poseer un carro del año más allá de los razonamientos ideológicos sobre las intenciones consumistas de la industria automotriz.

De nuevo me ha tocado utilizar el bus para trasladarme como cualquier otro ser humano de a pie. A primera vista, parece imposible vivir en Miami sin carro, pero para muchos no es así. Cada día, el transporte público de esta ciudad complementa, de alguna manera, la avalancha de vehículos particulares que circulan por sus amplias calles y autopistas. Inconformidades sobre sus servicios hay suficientes; no obstante, para los recién llegados de países con menor nivel de desarrollo económico podría resultar una experiencia fascinante… por lo menos, en un inicio. Autobuses y trenes con aire acondicionado, asientos cómodos, accesibilidad para personas con capacidades diferentes y puntualidad, forman parte de los sueños guajiros en muchos campos y ciudades de Latinoamérica.
  
El autobús: reloj de sol

Los relojes de sol parecen avanzar más lentos que los de arena o los analógicos. Esa misma sensación me llega cuando espero el autobús en las calles de Miami, sobre todo, en las zonas más alejadas del Downtown. Los autobuses son muy puntuales, pasan a la hora que tienen planificada; sin embargo, la espera te transporta a una terminal de ómnibus con viajes interestatales o entre ciudades.

El tiempo tampoco parece correr dentro del autobús. Hay personas que suben y se ponen a conversar con el chofer como si lo conocieran de mucho tiempo, también es común que los pasajeros establezcan una conversación con desconocidos. Algunos aprovechan para adelantar sus tareas, leer un libro o utilizar su ipad con el servicio wifi del autobús. Es mucho el tiempo que puede durar el viaje en dependencia del recorrido. Si, por ejemplo, vas de Kendall (suroeste) al centro comercial Aventura (noreste), puedes demorar unas tres horas de viaje trasladándote en autobús. A veces conviene más utilizar el metrorail aunque tengas que cambiar varias veces de transporte.

También debes arreglártelas como puedas si tu horario laboral comienza en la madrugada. No es menos cierto que algunas rutas funcionan entre las once de la noche y las seis de la mañana, pero eso no ocurre en toda la ciudad. En mi caso particular, cuando termino de trabajar a las 11:00 p.m., sólo puedo regresar a casa caminando o si alguien me da ride. Una vez se me ocurrió irme a pie y demoré hora y media para llegar.

Algunas recomendaciones para utilizar el transporte público en Miami

Si no tienes carro, te sugiero:
  • Comprar una tarjeta Easy Card, la cual te brinda descuentos cuando la utilizas en el bus y el metrorail en caso de trasbordo.
  • Tener el dinero exacto para pagar el autobús. El pago se realiza en cajas de cobro automáticas con monedas o billetes de un dólar. Hace poco el costo del pasaje subió de dos dólares a dos veinticinco.
  • Conseguir los folletos gratuitos que describen el horario de los diferentes medios de transporte. Puedes encontrarlos directamente en los ómnibus, algunas instituciones públicas como las bibliotecas y en www.miami.gov/transit, donde se ofrece información ampliada sobre todo el sistema de transporte público en Miami.
  • Si necesitas estar puntual en determinado sitio, no esperes hasta el último momento. Aunque los buses tienen señalado el horario en que deben pasar por cada parada, también pueden fallar y es probable que llegues a tu destino con una hora de retraso.
  • Tener muy presente que el fin de semana los horarios varían e incluso algunas rutas no prestan sus servicios.
  • Aprovechar las opciones gratuitas del transporte como el metromover, el trolley y algunos buses que circulan internamente en cada localidad.

En esta hermosa ciudad de la Florida es raro ver a sus ciudadanos caminar por las calles como ocurre en muchos otros países de Latinoamérica, tampoco verás los autobuses abarrotados con personas colgando de las puertas. Al parecer, la urbe con todas sus implicaciones, el clima y el ego te incitan a viajar en carro. Aunque el transporte público es una opción que se vislumbra complicada en primera instancia, con el tiempo te acostumbras y encuentras las rutas alternativas y las combinaciones más prácticas. Al transporte en Miami hay que cogerle la vuelta, agarrarle la onda, cogerle el tranquillo, o sea, entender su funcionamiento. 


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