Extranjero te puedes sentir hasta en tu propia casa. Así que este vocablo adquiere las más disímiles interpretaciones.
Ser extranjero podría significar prosperidad, mayor nivel de vida, propiedades, vacaciones frecuentes, pero también muchas horas de trabajo para ahorrar y descansar a gusto cuando no exista ningún imprevisto. Implica viajar con bajo presupuesto, mochila al hombro; dormir en hostales o donde se pueda; comer liviano; tomar el bus o el tren.
Si hablamos de política, esta fría palabra conlleva a pensar en arrogancia, intereses mezquinos, imposición, entre otras desgracias. Sin embargo, su otra cara se muestra solidaria, cooperativa y defensora de los derechos.
En lo económico, trataríamos de inversiones, comercio, deuda externa, maquiladoras, Made in China, todo junto y revuelto.
De igual forma puede significar: pensar en propinas, correr el riesgo de ser discriminado, cuidarse de los ladrones y de caminar por oscuros callejones, poner cara agradable en las aduanas. Asimismo, evoca amistad, compañeros de estudio, familia, deportes, otros idiomas, intercambio cultural y científico, empleo, redes sociales... Tantas cosas.
Para mí significa extrañar la tierra donde me hice adulto, cambiar los olores, las calles, las malas palabras; enfermarte solo aunque te acompañen; explorar otras visiones, desaprender, valorar lo que tuve y lo que tengo, conocer gente buena y otra infame. Agradecer.
¿Y a ti te ha tocado ser extranjero?
foto original: macieklew